En los últimos días no solo terminaron La voz... México 2 y La academia 10, también vimos los desenlaces de muchas otras producciones, entre ellas, las que Argos hizo para HBO y MTV.
¿Cuáles eran esas producciones? Capadocia y Último año. ¿Y por qué las tendríamos que comentar?
Primero, por la más elemental equidad y, segundo, porque desde la perspectiva periodística son “Las Producciones”, así, en mayúsculas.
¿A qué me refiero con esto? A que Capadocia y Último año dan nota por donde quiera que se les mire.
Esto es más importante de lo que parece porque muchas personas, contaminadas por los intereses de una cuentas empresas y por la influencia de la prensa sensacionalista, creen unas cosas rarísimas sobre “lo que vende” y “lo que se debe comentar”.
Independientemente de que las producciones de Argos generan unas carretadas espectaculares de dinero, son una mina de otro para cualquier periodista que se precie de serlo.
Ahí están los valores de producción, los temas, los debates.
Hablemos, por favor, del final de Capadocia. ¿Cómo estuvo? Increíble. ¡Fue una maravilla! ¡Una locura! ¡Tremendo!
Usted podrá estar o no de acuerdo con la perspectiva ideológica de esta serie, pero fue un acontecimiento.
¿Cuándo había visto usted que una serie mexicana hablara así del poder detrás del poder, de cofradías que tienen controlada a la nación a través de drogas y mentiras, de políticos que ocultan su verdadera orientación sexual y de cosas peores?
¿Cuándo había visto usted un reparto donde coexistieran actrices nominadas al Oscar y al Emmy Internacional con figurones del cine y el teatro, y estrellas de las telenovelas sin hablar de directores, músicos, escritores y fotógrafos?
¿Cuándo le había tocado a usted un producto tan redondo en términos estructurales que, a nivel macro, concluyera con un “Apocalipsis” en una temporada tres después de haber arrancado en un “Génesis” en una temporada uno?
No, y ni hablemos a nivel micro. Capadocia 3 comenzó con un conflicto tipo Guardería ABC y cerró con eso, empezó con la búsqueda de una hija y acabó precisamente con eso. ¡Cuánta seriedad! ¡Cuánto compromiso!
Fui feliz cuando desenmascararon al “candidato de la paz”, a Federico (Juan Manuel Bernal), cuando Teresa Lagos (Dolores Heredia) hizo justicia, cuando La Negra (Aída López) se salió con la suya.
Y aunque Lorena (Ana de la Reguera), Italia (Gabriela de la Garza) y muchos personajes más me dejaron con un nudo en la garganta, y aunque jamás acabaría de detenerme en muchas otras cuestiones tanto de fondo como de forma, qué barbaridad. ¡Qué buena serie!
Levantar algo así en una industria como la nuestra y en un país como éste es profundamente admirable. Luche por ver las repeticiones y por comprar esto cuando salga en DVD porque quién sabe cuándo volvamos a ver algo igual.
El final de Último año, por su parte, también amerita un homenaje en vida.
Primero déjeme le explico: en América Latina ser joven es poco menos que un pecado y casi siempre que se hace televisión para ellos se parte del supuesto de que nuestros chavos son entre retrasados mentales y animales de consumo.
Último año es una serie-novela juvenil diferente y no solo por el respeto hacia su público, por la plataforma en la que se transmitía: la de MTV.
Acabó la tarde del martes pasado y no sabe usted qué final tan más afortunado porque, sin apartarse de cuestiones fundamentales como el melodrama, resolvió dilemas morales como la delgada línea que divide la justicia de la venganza.
Por supuesto que no le voy a decir en qué terminó esto porque sería una falta de respeto y porque me encantaría que usted viera el final de esta pieza aunque fuera en repetición.
¿Cuáles son las notas? Que por primera vez en la joven historia de las telenovelas de MTV tuvimos un producto con un reparto internacional, pero hecho en México, y funcionó. Sintámonos orgullosos.
Después, que por primera vez en esta clase de emisiones nos enfrentamos a un concepto de crítica social, de lucha de clases, de denuncia, a una serie-novela oscura, perversa, de protagonista hombre y negativo. ¡Interesantísimo!
Pero además, que el trío Argos-MTV-Cadenatres se salió con la suya. A lo mejor usted no lo sabe, pero cada vez es más difícil producir ficción en México más allá de las grandes corporaciones.
Casi todo el mundo está firmado con la misma marca y si no, hay castigos, represalias, y algo más o menos parecido pasa con otras cuestiones vinculadas a la grabación, transmisión y comercialización.
Último año, a pesar de cualquier cosa, es un milagro y muchos de sus actores, especialmente los jóvenes, son ya mis ídolos. ¡Los amo!
¡Felicidades, Argos, por estos dos desenlaces! ¡Felicidades, HBO y MTV por tomar tantos riesgos, por hacer las cosas tan bien y por creer en México! ¡Así se hace!
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